POR
CARLOS MÉNDEZ VILLA
El 20 de julio de 1923, la ciudad de Parral quedó paralizada ante la impactante noticia “El general Villa ha muerto”. Un inquietante silencio se vivió por varios minutos, y no era para menos, ya que el miedo se respiraba en todo el ambiente. Poco a poco la calle fue llenándose de curiosos que rodeaban el carro donde el general Villa emprendió su último viaje: “para ya jamás regresar”, al menos eso pensaron los que realizaron ese cobarde atentado.
Más tarde, un habitante de la ciudad de Parral diría: “Cerraron para siempre los ojos de Villa, pero también para siempre vivirá su leyenda”.
En el automóvil viajaba el coronel Miguel Trillo, el dorado Daniel Tamayo, el coronel Rafael Medrano, Claro Hurtado, Ramón Contreras y en la salpicadera del lado derecho Rosalío Rosales. Esos hombres que años atrás tuvieron la dicha de esquivar miles de balas, en esta ocasión no tuvieron suerte.
Los cuerpos sin vida fueron llevados al hotel Hidalgo, donde a las dos de la mañana los doctores Ernesto Quirós y Ernesto Herfter, practicaron la autopsia del general Villa y dieron fe de que presentaba trece heridas, una de ellas en la cabeza. Fueron estos mismos doctores quienes embalsamaron los cuerpos del general Villa y el coronel Trillo.
Al general Villa como al coronel Trillo se les moldeó una mascarilla mortuoria Y hasta el día de hoy se vive en la creencia de que la mascarilla que se encuentra bajo el resguardo de la SEDENA, es realmente la del General Francisco Villa. Una serie de fotografías y datos extraídos de periódicos y versiones de testigos presenciales nos muestran otro punto de vista. Por lo tanto, este humilde servidor se queda con la versión de que la mascarilla que vemos por muchos lados, incluso en el Museo de la Revolución (antigua Casa de Villa y doña Luz Corral) es la del coronel y secretario personal de Villa: Miguel Trillo.
Un extracto de la nota publicada el día 22 de julio de 1923 por el periódico La Patria con el testimonio del señor Calixto Padilla, un testigo ocular: El señor Castillo refiere que la descarga fue de frente, y que el coronel Trillo tenía varios tiros en el tronco y uno en la mitad de la frente y que el general Villa recibió diez disparos en el tronco, que tenía una mano destrozada y no recibió balazos en la cara, además anexo la fotografía de la mascarilla mortuoria tomada de la publicación de Antonio Vilanova ”Muerte de Villa, donde nos muestra una mascarilla totalmente distinta a la que todos conocemos.
La autopsia practicada el 23 de julio de 1923 arroja los siguientes datos
· Una herida en la bóveda craneana, región temporal derecha.
· Bala que recibió ya muerto en la cabeza
· Bala expansiva en el corazón
· Bala expansiva que le destrozó el codo derecho
· Bala de acero codo izquierdo
· Bala que le destrozó los pulmones
· Bala que le perforó los intestinos
· Y seis balas más que le cortaron la piel o le produjeron heridas de poca importancia
Aquí cabe resaltar que no se menciona ninguna herida en la cara del general Villa mientras a Trillo la imagen nos revela un hueco profundo en la región de la frente, muy cerca de la ceja izquierda, tal y como aparece en dicha mascarilla.
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