Por ese tenor podrían desfilar, decimos, incontables sucedidos en que la escolta de Los Dorados desempeñó papel principal y jactanciosamente refería que en Querétaro había desarmado con la ayuda de su escolta a cuatro mil carrancistas mandados por el general Teodoro Elizondo y comentaba sonriendo que daba miedo recoger tantos rifles, “pero ya estábamos metidos”. Para dar una idea del cariño que Villa tenía hacia su escolta, se antoja oportuno citar el hecho de que uno de sus generales allegados, el sanguinario Rodolfo Fierro, hecho a prueba de lealtades, hubiera sido puesto ante un pelotón de fusilamiento. Pero es mejor conocer el dicho del guerrillero, según Jaurrieta: “En la batalla de León, la carga de caballería contra las trincheras carrancistas en la hacienda de los otates fue dada por mi escolta sin mi permiso y dirigida por el general Fierro. Cuando vi aquello ardí en cólera, pues me imaginé que se acababa mi escolta. Si no hubiera sido por el triunfo efímero que obtuvieron mis Dorados, yo hubiera ordenado el fusilamiento de Fierro por lo descabellado de su maniobra”. Villa era así; su gama de sentimientos lindaba a veces con la conducta de las fieras, pero en ocasiones descendía increíblemente al cariño paternal, de allí que con frecuencia se le oyera referirse a sus muchachitos. Su propensión al uso del diminutivo aparece también en sus expresiones ante el pueblo; sin dotes oratorias penetraba con demasiada facilidad en el sentimiento popular tan sólo con empezar así: “Hermanitos de raza”. Villa fue un demonio, pero en ocasiones se tornaba un niño enternecido por un acto determinado; nunca se ha dicho que aspirara a la santidad ni cosa parecida; fue violento, cruel como lo fueron casi todos en aquella era de violencia, cuando no había ni remotamente certeza de tener seguro amanecer con vida. Villa quiso a su escolta como lo demuestra el incidente con Rodolfo Fierro, que sin saberlo estuvo a unos cuantos pasos, valga decirlo así del fusilamiento, y todo por Los Dorados.
extracto del libro de Víctor Ceja Reyes.
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