¿Fue acaso un bandido?, ¿fue un héroe?, se preguntan los hombre de hoy que han oído las mil versiones de la leyenda. ¿Hasta qué punto representa
su país este mestizo de indio tarahumara en cuyas venas corrían gotas de sangre celta? ¿De que estaban hechos los sueños confusos de su espíritu que le impulsaron a tantas hazañas, buenas y malas? Quizá desentrañando la historia de su vida se puede formar un juicio sobre ese personaje legendario, que todavía esta tan cerca de nosotros y que no tiene la perspectiva del tiempo para entrar fielmente, en la época del México de ayer. Preguntarle a los que le han conocido, admirado u odiado. Estamos apenas en el umbral de la época en que los historiadores pueden empezar a formar un juicio. Pero de este manojo de documentos palpitantes, de esas aventuras ardientes que no han sido todavía cubiertas por la ceniza de los siglos, se desprende una impresión que cada uno de nosotros puede interpretar a su manera. Abramos con serenidad el libro de la vida de pancho villa y sigamos paso a paso la extraordinaria carrera del pequeño peón de Durango que fue, por un instante la más curiosa figura de su país y de su tiempo, que todavía es el nuestro.
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